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Blog Prader-Willi

Testimonios

Nuestro viaje con el síndrome de Prader-Willi

Nuestro viaje con el síndrome de Prader-Willi

Nuestro viaje con el síndrome de Prader-Willi comenzó el 1 de diciembre de 1994 cuando nació nuestro cuarto hijo, David. No teníamos ni idea de que nuestro mundo estaba a punto de cambiar para siempre, que nada volvería a ser lo mismo... o incluso que significaría… "Vuestro bebé tiene síndrome de Prader-Willi".

Las palabras parecían flotar alrededor de la habitación, como si realmente no fueran para mí. Esto no podía ser posible porque ya teníamos 3 muchachos sanos. ¡Yo había demostrado 3 veces que podía hacer bebés sanos!. Eso es lo que era... un error... habían cometido un terrible error... hablaban de otro bebé, no del mío. No oí lo que decían… esas palabras no eran pronunciadas para mí.

Miraba a mi marido, que sostenía a David, rodaban lágrimas por su mejilla, pero estaba sereno, hizo preguntas, él lloraba... de una forma como nunca antes le había visto llorar. Estaba allí sentada como observadora silenciosa de la escena. Ese no era mi lugar, esa no era mi vida. Hoy nos íbamos a llevar a nuestro bebé a casa y ellos estaban equivocados. Se lo iba a demostrar.

Fuimos a la UCI neonatal con David, para recoger sus cosas tras 10 días de estancia. Su enfermera me dio un abrazo y me derrumbé sollozando, arrodillada en el suelo de la UCI… me golpeó como una tonelada de ladrillos. Soy la madre de un bebé con necesidades especiales. Con cierto síndrome llamado Prader-Willi... sin estar seguros de cómo íbamos a hacerlo, recogimos a nuestro bebé y nos fuimos a casa.

Los primeros años fueron poco claros. David estaba enfermo, estábamos continuamente entrando y saliendo del hospital con enfermedades y cirugías. Teníamos fisioterapia y terapia ocupacional sin fin, alimentarlo era interminable... tuvo una sonda nasogástrica casi un año y estuvo con oxígeno hasta los 3 años.

Jacob nació 13 meses después que David, y estábamos tan ocupados, como nunca hubiéramos podido imaginar. Teníamos 5 pequeños muchachos y la vida era buena. Pero ambos teníamos esa sensación de que algo, o alguien, faltaba. Entonces nos hablaron de un bebé que tenia SPW y que necesitaba una familia, y ambos supimos inmediatamente que eso era lo que queríamos hacer.

Así pues, en septiembre de 1999, Ben se unió a nuestra familia a la edad de 5 meses. Él robó nuestros corazones y la vida era buena. Estábamos ocupados en criar a 6 niños, todo el mundo pensaba que, o bien éramos santos, o simplemente estabamos locos, por adoptar a un niño con SPW, cuando ya teníamos un niño con SPW. La vida era buena, la vida era ajetreada, no cambiaríamos nada... pero algo o alguien faltaba.

En mayo de 2001, me pusieron en contacto con una familia que tenía una bebé con SPW. Estaban preparando un plan de adopción para ella, tras una larga-corta historia, Caroline Grace Elise vino a vivir con nosotros cuando tenia 7 semanas.

¡Todos estabamos encantados con la niña! Ella era la pieza que faltaba en nuestra familia. La vida es buena, la vida es ajetreada... nuestra familia está completa. 7 críos, 3 con síndrome de Prader-Willi, quizás somos santos, quizás estamos locos, ¡quizás un poco de ambas!. En cualquier caso, la vida es buena, y nosotros no cambiaríamos nada.

Enviado por: M. Nadal, texto original en The Knopf Family blog! y albums fotográficos en sitio web de la familia Knopf.

Simplemente un hijo

Simplemente un hijo

Gracias a la vida que me ha "golpeado" tanto... Suena extraño, pero es mi verdad.

Hasta que aprendí a ver las lecciones que hay detrás de la pérdida de los sueños, hasta que dejé de preguntarme ¿por qué a mí? ¿Por que a él? ¿Por qué a nosotros? le preguntaba constantemente a la vida: ¿Por qué me has golpeado tanto?. Tenía 22 años y Nico fue nuestro primer hijo… 10 meses y medio después nació su hermano, Gustavo.

Vida ¿Por qué me has golpeado tanto? Era lo único que me preguntaba… Y un día me hizo comprender… para que aprendas a sentir y valorar lo realmente importante, para que aprendas a ver la luz en medio de la oscuridad, para que aprendas y compartas lo aprendido sobre el dolor, ese duro maestro que te enseña a amar las cosas simples de la vida, que te enseña a valorar la verdad, una sonrisa, un abrazo, un te quiero, a ser agradecida y a ser fuerte pero flexible, a amar y aceptar lo que te toca en la vida.

Cuándo los padres esperan a un hijo, siempre se les pregunta ¿qué quieren? ¿Niña o Niño? Y la respuesta de los padres siempre es la misma… no importa, mientras sea SANO…

Durante mucho tiempo, me dio fuerzas, me sirvió pensar que era una elegida de Dios, por eso él me había dado un hijo especial, también que tenía la espalda ancha y porque era fuerte… Nada de eso era cierto… Fantaseaba para poder sobrevivir al dolor. Yo, como cualquier mujer del mundo deseaba y soñaba con un hijo sano… La realidad es otra, que es un trastorno genético asociados a una alteración de microdeleción, disomía uniparental, mutaciones puntuales o falla en el imprinting en el cromosoma 15 y que de 12,000 o 15,000 personas, una nace con este síndrome y nos tocó a nosotros…

Nuestra propia naturaleza humana, sumado a la cultura, sociedad y educación nos prepara psicológicamente para eso: para tener hijos sanos, nunca para traer al mundo un hijo con capacidades y necesidades especiales. Por lógica, cuando nuestros hijos nacen con patologías genéticas, el shock emocional para toda la familia, pero en especial para los padres es devastador.

Se detiene el mundo ante el diagnóstico médico, muchas veces dado con indiferencia y falta de compasión que marcan para toda la vida y más en este caso, que aún hoy es desconocido para la mayoría de los médicos. Recuerdo que me dijeron no buscará información porque no la había, por suerte no les hice caso y encontré mucha más de los que ellos podían imaginar y tener, la cual con mi carpetita bajo el brazo, se las llevaba para que aprendieran y me ayudarán… pero no había interés, muchas carpetas no fueron abiertas….

Pero en la vida todo llega, ya que su equipo médico actual, sabe muy bien de que se trata. También esa información ayudó a muchos otros padres que les sirvió para poder entender de qué se trataba todo esto y que junté durante años en soledad.

Los primeros tiempos, y en mi caso particular, los primeros 5 años, el estado fue de total confusión, de perdida de identidad. Un tremendo miedo y ansiedad por saber como sería el futuro de nuestro hijo y el de nosotros mismos.

La fría soledad y desamparo que se siente en el alma es indescriptible. Con el tiempo aparecen las etapas del duelo y las preguntas existenciales. Si logramos auto-contestar con descarnada sinceridad cada pregunta y saltar cada obstáculo, podemos decir que llegara el día de la ACEPTACIÓN, sino nos quedaremos estancados en el dolor, el rencor y la auto-lamentación.

Este duelo por el que indefectiblemente hay que pasar, consta de sortear cinco vallas emocionales, y transcurren años entre salto y salto… y son las siguientes…

  • Negación: Los médicos no saben nada! Mi hijo no puede tener nada! Luego de un tiempo, llega cierta aceptación, sobre todo en las mamás, algunos papás a veces son más reacios a aceptar esta realidad.

  • Culpa: La frase típica ¿qué hice para merecer esto? ¿Por qué Dios o la vida me castiga así? Reacciones muy humana pero poco constructiva. Esto es algo, que nos damos cuenta con el transcurso del tiempo, que todo lo aquieta.

  • Confusión: ¿Quién nos va a ayudar? ¿Cómo va ser el futuro? Es una de las etapas más duras. Haré una burda comparación pero que define muy bien el estado emocional en que los padres nos encontramos: un cobayo de laboratorio dentro de un laberinto que no encuentra la salida, así de simple, así de difícil…

  • Ira: contra la vida; los médicos; las instituciones para discapacitados; contra la gente que quiere ayudar y opina; pido disculpas por una verdad tan dura, pero un sentimiento real, ira contra padres que tienen hijos sanos y opinan sobre los que no lo están o sobre el estado de ánimo de los padres que es pésimo en esa etapa y en muchas venideras. Lo semejante solo comprende y ayuda a lo semejante. Esa ira que provoca el ver las reacciones de miedo o rechazo al decir y ver que los niños son discapacitados. La discriminación, en la mayoría de los casos muy sutil, que la gente pobre de espíritu y valores humanos, expone a los padres y a sus hijos, y que nunca se termina, es brutal y extremadamente triste para toda la familia que la padece.

  • Desesperación: la ultima valla… Días enteros sin esperanzas, de cambios constantes y nuevos descubrimientos. Días de llantos, ruegos, búsquedas, conflictos, dudas y de aceptar definitivamente que ya no seremos lo que fuimos, ni lo seremos jamás.

Como dice Buscaglia en su libro Los discapacitados y sus Padres:" Están enojados, agresivos, confusos, indefensos! Que importa! Estos padres son el producto de una experiencia total que no es digna de envidia y manejan la situación de una manera tal vez no agradable pero si tolerable" a lo que agrego que así será de por vida y en todos los ordenes, por más que llegue la aceptación.

Se hace lo que mejor se puede y lo más tolerable posible para todos. Se aprende que hay un tiempo para llorar y sentirse mal, lo cual termina siendo un derecho, un escape a tanta presión constante y otro para ser fuertes y estar bien. Tampoco es nada fácil sentir como madre el tiempo precioso que le restamos en cuanto calidad y cantidad a los otros hijos. Sucede porque no podemos, no es que no queremos, es porque no nos da ni el cuerpo ni la mente. Nos damos cuenta de esto y a veces se vive con culpa y angustia. Pero esta patología, como muchas otras, requiere de una atención y un estado de alerta constante, hasta cuando dormimos estamos pendientes.

Igualmente en nuestro caso, nuestros hijos se aman, se protegen y se cuidan de manera que conmueve y lo cual le agradezco a la vida y a ellos, sobre todo a su hermano Gus, por comprender desde el corazón la situación y adaptarse a ella. No es nada fácil para los hermanos tampoco, en ningún aspecto. Admiro profundamente a mi hijo, por las cosas que ha tenido que tolerar y renunciar en silencio, por como protege a su hermano… A todos se nos rompieron muchos sueños, pero así es la vida y sus circunstancias, y es conveniente una vez pasada la tormenta aceptarla y fluir con ella, para poder continuar con fuerzas, valorando cada instante que estamos juntos.

En todos los órdenes de la vida consciente o inconscientemente uno trata de evitar el dolor para protegernos del sufrimiento. Aprender a sentir y expresar emociones que se nos ha inculcado primero a reprimirlas y luego se nos ha dicho que no es conveniente expresar como algo natural dentro del proceso del dolor es tremendamente difícil; aprender a enfrentar el dolor cara a cara y rescatar algo positivo, es en verdad muy difícil… pero no imposible.

Aprender a sentir como algo natural la ira, el resentimiento, la limitación, la vulnerabilidad, la frustración sin asociarlo con un desequilibrio mental, sino como una etapa natural, por la cual hay que pasar para renacer con otra visión de la vida y sus circunstancias es un duro aprendizaje que solo el paso del tiempo traerá la comprensión necesaria.

Hay verdades que solo pueden ser enseñadas con el dolor. Dice Mary Craig, madre de dos hijos discapacitados, en su libro Favor Divino:

"Cuando nos llega el turno de ser quebrantados por el infortunio, solo tenemos cabida para sentir el quebranto. Las heridas están abiertas y sangran, y el dolor parece tan grande, que parece imposible sobreviva a él. A veces estamos dominados no solo por el dolor de los sueños fracasados, sino por nuestros propios demonios, de los celos, de la ira o de la amargura. No somos nosotros mismos, nuestra identidad es confusa y nuestra autoestima vacila. Sin embargo, en el medio del caos, tenemos atisbos de calma, que aún son el centro de nuestro ser, la esencia de nuestra auténtica personalidad, y que espera ser descubierta"

Veintidós años después, puedo expresar lo que aprendí: que la mejor Universidad que existe es la de la Vida y el mejor maestro que tengo es mi hijo.

De él aprendí que no hay peor discapacidad que la afectiva que sufre mucha gente "sana y capacitada"; aprendí el valor de la dulzura y el amor brindado a quien lo merece; aprendí a expresar lo que siento; a encontrar lecciones de cada dolor, de cada problema, que me sirven para crecer; a tratar de reír todos los días a pesar de… y también de abstraerme en el silencio cuando es necesario; a aceptarme como soy físicamente y valorar mi interior; a aceptar mis defectos y limitaciones, pero también ver mis virtudes; a remarcarle las virtudes a la gente; a valorar el presente; a enfrentar con coraje y sinceridad, aunque me quede sola, a las personas y situaciones que me lastiman; a no temerle a la muerte y tener nuestra propia estrella, en la cual vamos a estar por siempre juntos; a pedir perdón y a perdonarme; a enfrentar la vida con valor y coraje; que lo esencial de la vida está en las cosas simples y que si se quiere son visibles a los ojos, aprendí que todo pasa; aprendí a esperar el paso de las tempestades, ya que siempre termina saliendo el sol.

A ser agradecida con la vida que nos ha… dado tanto… porque hemos aprendido, gracias a ello, esta familia "especial", a ser dignos seres humanos. Él nos enseñó a Amarlo y Aceptarlo tal cual es. El nos enseñó a VIVIR !!!

Nicolás lo logró! más allá de todos los pronósticos médicos, más allá de su endeble salud, más allá de todo y de todos… Nico siendo como es y teniendo lo que tiene es FELIZ…Es un ejemplo de vida, un ejemplo de inteligencia emocional y calidad humana… Es un bello SER HUMANO.

Gracias Hijo Querido!!!

Enviado por: Silvia Paglioni, Blog Yoga Refugio de Paz

"La verdad nunca puede ser dañina, peligrosa ni insatisfactoria." Carl Rogers

Los quierooo muchooo

Los quierooo muchooo

Este mensaje va dedicado para todas esas madres, padres y familiares: el tener un niño con spw es una bendición, se que es muy difícil pero no existe ser en la tierra que te de mas amor que él. Fuerza mamis, vamos luchemos contra la ignorancia, el dolor, la desesperación, el miedo engendra el desconocimiento.

Mi hermano fue uno de los primeros casos en la Argentina, mis padres hicieron todo lo que pudieron y aquí, los médicos vivían discutiendo, ya que no sabían de que se trataba y todavía aun pregunto y muchos no saben de que se trata, por eso luchemos por el descubrimiento, por avanzar, por unirnos y dar a conocer al mundo de que se trata esto.

Sé que algún día, en algún lugar, esto tendrá cura, a nuestros queridos niños con spw los quierooooo muchooooo

Araceli, Argentina.

 

Nota AMSPW: extraido del Foro Prader-Willi (AMSPW) comentario 14/06/2006

 

Mi hermana tiene 26 años

Mi hermana tiene 26 años

Hola de verdad espero de todo corazon que me respondan por que en mi ciudad no contamos con ningun centro de apoyo para este síndrome que para nosotros es practicamente nuevo apesar de que mi hermana tiene 26 años.

Nosotros no sabiamos que tipo de problema tenia mi hermana hasta que hace 1 año la llevamos con un neurlogo, pero bueno el caso es que cada vez es mas dificil la situcion en mi casa ella no para de comer es muy gordita y tiene DM 2 desde hace 3 años que se detecto, yo quisiera saber si hay algun medicamento que la ayude a controlar su apetito y su peso, por que aqui en Mexico, no nos saben dar respuesta alguna.

Yo trato de informarme lo mas que puedo pero pues en Mexico aunque no nos guste es algo limitado en Medicina. 

Me duele mucho ver a mi hermana tan desesperada por querer bajar de peso pero pues no puede ni siquiera resiste hacer una dieta le cuesta mucho trabajo el dejar de comer

Muchas Gracias¡¡¡¡¡¡¡¡

 

Quiero compartir mi historia

Quiero compartir mi historia

Nota de la madre de Max

Max escribió este relato para su clase Peer Leadership del Instituto de la comunidad de Cape Cod de Massachusetts. Lo leyó en clase y también el día de los padres. El relato de Max fue importante para muchos asistentes al acto de aquel día. En mi condición de madre, me impresionó su valentía, su perspicacia y todos sus logros -el más importante de los cuales es su orgullo en compartir su historia. Como es igualmente verdad para muchos niños y adultos con PWS, Max es una persona excepcional y espero y confío que disfrutéis con su relato.

Por: Max Manning

Yo soy un novato en el instituto. Tengo que enfrentarme a diario a algo a lo que la mayoría no tiene que enfrentarse. Se llama el síndrome de Prader Willi (PWS). El PWS es una alteración genética rara que se presenta en los niños. Es la desaparición del cromosoma 15. A veces me pregunto por qué nací con este síndrome y por qué tengo que enfrentarme con los problemas que implica.

Cada día es una batalla conmigo mismo. Tengo que enfrentarme con la depresión y el hambre incontrolable. Una de las razones por la que estoy deprimido es porque no hay cura para el Prader-Willi y tengo  que vivir en un entorno muy limitado, donde la comida está bajo llave. Con todas las medicaciones de pérdida de peso, usted podría pensar que sería fácil encontrar a alguien que trabajara conmigo, pero con Prader-Willi nunca sé cómo me va a afectar emocionalmente una medicina. Así, no es raro que medicaciones, que ayudan a otros, pueden causarme más problemas a mí, a causa del Prader-Willi.

A veces yo no soy yo mismo a causa del síndrome. Ejerce un dominio absoluto sobre mí y me hace hacer cosas que normalmente no haría. Hiere mis sentimientos y me hace sentirme despreciable cuando la gente se ríe de mí por cosas que yo no puedo controlar. Los críos se ríen de mí por mi peso y por no ser igual. Aun con todo el hostigamiento y críticas hechas contra mí, fui creado por una razón y estoy satisfecho tal como soy.

Hay algunos aspectos positivos de mi síndrome. Por mi discapacidad he sido capaz de conectar y hacer amistad con otros que también tienen discapacidades, ya que puedo relacionarme con cómo se sienten ellos. He aprendido que es realmente importante mirar profundamente en el interior de una persona para ver quiénes son, en vez de juzgarlos sólo por lo que ves físicamente.

En lo que parecía el punto más bajo de mi vida, fui a los centros Latham, donde tienen un programa específico para personas que forcejean con el Prader-Willi. En los centros Latham aprendí cómo controlar el síndrome. Acudir a centros Latham me ha ayudado en las épocas duras de mi vida, y me ha ayudado a crecer más cercano en mi relación con los demás. Me recuerdo a mí mismo que nadie es perfecto y que, incluso cuando soy ofendido por otros, es importante perdonar, porque no saben lo que hacen. Y yo quiero que la gente me mire como la persona que soy en mi interior, no por lo que parezco en lo exterior.

Al principio la escuela me resultaba aburrida porque era demasiado fácil, porque yo sabía casi todas las materias y no me estimulaba lo suficiente. Después me pasaron a Latham y la escuela se hizo más dura, porque los contenidos eran de un nivel escolar alto. Cuando asistía a Latham me enteré del proyecto Forward [avanzado], que es un programa del Instituto de la Comunidad de Cape Cod. Me apunté al programa y fui admitido allí. Lo cual fue un gran logro para mí, pues nunca había pensado que sería capaz de ir al instituto por los temas que tenía que afrontar cada día. Allí, en el instituto, conocí al Sr. Dailey y a la Sra. Kimball. Ellos me ayudaron a comprender que podía superar mis temas. El programa estaba concebido para ayudar a sus estudiantes a tener experiencias de la vida normal a pesar de que tienen discapacidades.

En Latham se enseñaba a los profesores a ayudar a los alumnos a ser independientes en sus grupos sociales. Allí pude conseguir un empleo en las guarderías Crocker, donde tenía un tutor responsable que me ayudaba cuando lo necesitaba. En Latham aprendí cualidades laborales para ayudarme a conservar un trabajo. Las cualidades laborales que me enseñaron eran: ser puntual, ordenado, ir limpio y llamar cuando no podía trabajar. Es también importante escuchar con atención a mi jefe, de manera que yo pudiera lograr hacer la tarea correctamente. Usar el lenguaje apropiado y ser educado es también importante durante el trabajo.

Cuando fui por primera vez a Latham no conocía a nadie, por eso tuve [que] usar mis capacidades para hacer amigos. Esto fue duro para mí, porque algunos alumnos pasaban por épocas duras de sus vidas. Así, cuando me acercaba a ellos, daban un paso atrás. Pero, con el tiempo, llegaron a conocerme y fuimos amigos.

Después acabé el bachillerato en 2005. Entonces me pasaron a su programa de adultos, donde se pusieron en práctica mis capacidades [adquiridas] en Latham, como aprender cómo vivir con compañeros de piso y con sus necesidades como también con las mías. Allí pude hacer nuevos amigos. Después conocí a una persona, que se convirtió en mi compañera.

También participé en los juegos paralímpicos, en natación, bolos y, por último, en atletismo. El proyecto Forward y recibir clases normales en el Instituto de la comunidad de Cape Cod son también actividades [con las] que he disfrutado.

Mientras asistía a estas actividades académicas, en mi tiempo libre voy a hacer ejercicio al Planet Fitness en South Yarmouth.

Fuente: The Gathered View, July - August 2006
The official newsletter of the Prader-Willi Syndrome Association (USA)
Enviado por Noemi y Traducido por Jon K. Akordag

Un ser especial

Un ser especial

Bienvenidos al mundo de Nico! un blog realizado por un ser especial desde un mundo especial, él es un amigo que pone muchos granitos de esfuerzo por superarse cada día, él padece el síndrome de Prader Willi, y para mí es como ser humano, un ejemplo de perseverancia y voluntad.

Los seres especiales como Nico están llenos de amor, de ellos uno aprende a ser un mejor ser humano. El te regala su humildad a cada paso, su calor en su abrazo y su ternura con un beso. Él es muy especial, él es mi amigo Nicolás. Conócelo, yo te lo presento.

Enviado por: Claudia Fernández
Presidenta Asoc. Amigos Sala 10

Genes Traicioneros

Genes Traicioneros

Atendiendo al aviso legal y reserva de derechos, agradecemos la autorización de Las Provincias Digital y de C. Velasco, redactora, para reproducir y difundir el reportaje "Genes traicioneros" (web@x 3,6) publicado el pasado 20 de noviembre de 2006 en el sitio de Internet www.lasprovincias.es (web@x E2,5)

Las enfermedades raras dejan huérfanos de tratamiento a Amparo y Tono, dos niños valencianos con padres de hierro.

Acaba de regresar del colegio. Entra en casa. Besa a sus padres.

- Me duele la cabeza.

Esta frase en un niña de siete años son más que palabras y si la pequeña tiene el Síndrome Prader Willi, aún más. Amparo no siente el dolor. Sólo se queja cuando la molestia es irresistible. Un verano en la playa de Gandia se quemó el pie en la ducha. Ella no se percató de que el agua ardía. Estaba tan caliente que abrasó su piel. No es una exageración: sufrió quemaduras de tercer grado en el pie y estuvo ingresada en el hospital durante ocho días.

- A la mínima que mi hija dice que siente dolor, actúo - comenta la madre.

Amparo Barrachina no siempre encuentra la respuesta a los problemas de su pequeña en los médicos. El síndrome Prader Willi, una alteración congénita caracterizada por la debilidad muscular, apetito exagerado y retraso psíquico, está en esa lista horrorosa de "enfermedades raras".

Cuando voy a Urgencias, algunos doctores me dicen: "Espere unos minutos que me informe de la patología de su hija porque algo estudié en la Facultad...". A veces, somos nosotros quienes explicamos a los médicos en qué consiste el síndrome y su alerta médica.

Sólo con estos ejemplos se entiende que Amparo fuera diagnosticada de Prader Willi cuando tenía dos años y medio. El 7 de enero de 2000, nada más nacer, los galenos de Casa La Salud detectaron en la pequeña hipotonía severa, es decir, falta de tensión muscular. Las posteriores pruebas médicas descartaron tumores y sólo el 1 de octubre de 2002 un neuropediatra de la clínica Teknon de Barcelona pronunció Prader Willi, palabras que explicaban porque Amparo aprendió a nadar antes que andar, que sus primeros pasos fueron a los dos años; que nunca gateó y que su sobrepeso se justificaba porque su hipotálamo no funcionaba. Y todo por la traición de la genética que supone tener un fallo en el cromosoma número 15.

- Firmo donde tenga que firmar para volver a parir a Amparo - confiesa la madre -. Mi hija es feliz, disfruta de la vida, juega, ríe... Doy gracias.

Sus dos hermanos, José Luis, de 15 años, y Jaime, de 12, contribuyen a mantener ágiles los músculos de la pequeña. Ella se despierta con la canción "A toda mecha", de la serie de televisión Los Serrano. Y en el patio del colegio La Salle, vigilan que Amparo no tome comida a deshoras.

El hipotálamo de la pequeña está estropeado. Su cuerpo gasta muy poca energía y necesita muy pocas calorías. José Luis Lozano explica que su hija es una atleta: "Lleva una dieta sana. No ha probado el chocolate, ni las chucherías. Hace cinco comidas". Debe seguir esta disciplina porque cuando sea mayor su cerebro sólo le enviará un mensaje: comer, comer y comer. Así lo sufren los 35 valencianos con Prader Willi registrados en la asociación, la única con comité científico que atiende a estos enfermos.

Amparo es una buena alumna. Su enfermedad aún no le ha pasado factura: los Prader Willi suelen sufrir retraso mental. Otra característica de este síndrome es la baja talla, algo que comparte con Tono Maestre, un niño de ocho años, que padece el mal de Duchenne.

- Mamá, en el cole me dicen que soy pequeño -comenta el niño a su madre.

- No, Tono -contesta ella-, ya te he dicho que tú eres bajito.

El futuro de Tono es gris. La vida de los enfermos de Duchenne suele terminar antes de los 20 años. Luisa Fernández supo de esta enfermedad cuando su primogénito tenía cuatro años. El hecho de que Tono no gateara, no saltara y fuera tan tranquilo no levantó ninguna sospecha. Unos análisis previos a una operación de oído, sí. El diagnóstico vino desde el hospital San Carlos de Madrid, el neurólogo pediátrico Campos Castelló abrió los ojos a Luisa. Tras el diagnóstico, no se derrumbó. Ella tiene una fortaleza envidiable:

- Tener un hijo con una enfermedad como esta -sostiene- no se supera. Sólo hay que aprender a vivir con ella. No quiero pensar en que voy a perder a mi hijo, no, pienso que voy a luchar por él.

Está peleando desde el primer día. La primera mano que le tendió ayuda en forma de asesoramiento médico fue la asociación americana de Parent Project, en Cincinnati. En marzo de 2003 el matrimonio realizó el primer viaje al Children Hospital de Boston, donde al pequeño Tono le practicaron una biopsia muscular. En total han sido tres viajes a EE. UU. ¿Por qué? Porque es donde la investigación está más avanzada a la hora de localizar un fármaco que retrase la degeneración muscular.

En Europa los estudios tienen otra finalidad: convertir la enfermedad de Duchenne en la distrofia de Becker, es decir, evitar la muerte a partir de los 15 años. Los músculos continuarían débiles, pero no tanto para ocasionar problemas cardíacos en los que el corazón deja de latir porque no tiene fuerza para bombear sangre.

Mientras el medicamento paliativo llega o se avanza en la investigación, Tono gana terreno a la enfermedad. Hace deporte, sobre todo natación, dos veces por semana recibe sesiones de fisioterapia y desde hace dos años toma corticoides... todo para mantener sus músculos firmes. Su madre cuida su alimentación porque no conviene que tenga kilos de más. Y para frenar el retraso escolar recibe ayuda extra. Tono estudia en un colegio inglés y es normal que necesite apoyos. Saber lo que interesa a su hijo, no ha sido tarea fácil para Luisa:

- Nadie me ha dicho como resolver los problemas cotidianos -lamenta- ni me ha echado una mano cuando lo necesitaba.

La trayectoria de Luisa, que lucha las 24 horas del día contra el reloj por la vida de su hijo, puede servir a otras madres que se encuentren en una situación similar y la hallarán en Asoc. de Enfermedades Neuromusculares de la Comunidad Valenciana (ASEM Comunitat Valenciana web@x 5,1). Y la de Amparo la encontrarán en la Asoc. Valenciana Síndrome de Prader Willi (E-mail: avspw@avspw.org). A sus hijos los genes le traicionaron. Fue la lotería genética (web@x 6,6), que también toca.

AMSPW

 

Tengo una hija de 8 años con SPW

Tengo una hija de 8 años con SPW

Mi nombre es Sandra tengo una hija de 8 años con SPW. Hace un año que confirmaron el diagnóstico y me he dedicado a leer sobre el PW. Los materiales que he encontrado en Internet han sido valiosisimos y un gran apoyo para mí y para los que rodean a mi hija. Ahora estoy buscando personas en que tengan hijos con el mismo síndrome para agruparnos y apoyarnos. Si tienen direcciones en cualquier parte de Colombia les agradezco que me las remitan.

También me interesaría poder comunicar por este mismo medio las inquietudes que van surgiendo. Por ejemplo, en el material uno ve que todos los niños son obesos en la adolescencia. Mi hija, en este momento, esta muy bien controlada gracias a que desde muy pequeña la endocrina sospechó que tenia PW, pero el neurólogo y el pediatra lo negaron, sin embargo la endocrina me dijo que tenia que mantenerla a dieta toda la vida ya que en ese momento (2 años y medio tenia 35 % de obesidad) y así lo he hecho siempre.

Me pregunto si al haberle enseñado y restringido desde pequeña los hábitos de comida me servirá para controlarla en la adolescencia ya que ellos son de rutinas obsesivas. ¿Que casos hay? ¿Con quien me puedo escribir?

Les agradezco cualquier comunicación. Sandra

 

Buscando Ayuda para mi hijo

Buscando Ayuda para mi hijo

Quien les escribe es el padre de un niño de 4 años, llamado C. F. G. portador del síndrome conocido por Prader Willis, vivimos en la ciudad de ....

Fué diagnosticado a los 18 meses de edad y es atendido en nuestras instituciones de salud, no obstante pensamos a partir de informaciones que hemos podido recoger que quizás estuviese en sus manos el poder hacer algo mas por mi hijo, al menos haciéndonos llegar la mayor información posible relacionada con su enfermedad, ya sea tanto en aspectos de carácter nutricional, manejo conductual, así como cualquier otro elemento que pudiese contribuir a un mejor desarrollo ulterior del niño y aumentar las expectativas para una mejor calidad de vida.

En espera de que Dios ponga sus manos y les sea posible acudir a mi ayuda, les queda agradecido por adelantado, H. F. G.

 

Mariano Riestra, padre de Alfonso,

Mariano Riestra, padre de Alfonso,

joven de 19 años con síndrome de Prader-Willi

Fuente: PSYCHOLOGIES, nº 20 Septiembre (web@x 5,5)

Cuando Alfonso nació, hace 19 años, dijeron a su padre, Mariano Riestra, que tenía el síndrome de Prader Willi, una enfermedad que se manifiesta con lentitud en el desarrollo mental y motor, trastornos en la personalidad y obesidad cada vez mayor.

"Imagínate que tienes tu primer hijo - dice Mariano - y te dicen que viene con problemas, pero poco más. Lo primero que pensé no fue en mí, yo asumía que la vida es así. Otra mochila más, me dije. Vamos a llevarla lo mejor posible, porque mochila que se lleva mal, se lleva peor. Me empecé a buscar la vida y me dediqué a investigar y a ser operativo, por mi hijo, por mí y por la familia. Porque si no se salva uno, no se salva nadie. Me di cuenta de que en las discapacidades de los hijos, las madres sufren más que los padres y lo primero que hice fue apoyar a mi mujer.... porque si no me quedaba sin equipo. Descubrí que ocuparme de mi entorno era fundamental". Uno nunca está solo y él así lo entiende: "Los demás a veces son patines y otras mochila. En la medida en que nos adaptamos en ese momento por el que ambos pasamos podemos ser felices".

Una de las primeras pruebas a las que nos somete la adversidad es darnos la opción de ser generosos, de mirar al otro. Por instinto de supervivencia, ante una situación de estrés intentamos salvarnos a nosotros mismos, pero la felicidad no es salvarse, sino trabajar para seguir vivo, luchando y sonriendo. Y eso Mariano lo tiene muy claro: "Yo siempre pienso que hay que trabajar como si fuéramos en primera clase. Para que nos pongan en segunda siempre hay tiempo [ríe]. Después de investigar, me di cuenta de que era una cuestión de desprogramarse, adaptarse a la nueva realidad y seguir adelante con ello. Mi felicidad está basada casi en un concepto empresarial. Si cumplo mis objetivos de mejorar la situación que tenemos, seré feliz y además de una forma preventiva evitaré lo que se nos venga encima. Tengo claro que por un lado hay que "currárselo", porque el palo puede ser más gordo, y por otro hay que disfrutar de los pequeños éxitos que tengas. Así es como descubres que no estás haciendo tan mal las cosas".

Cuesta entender con qué fuerzas Mariano logra sonreír pese a todo. Y él, sosegado, explica. "Con el espíritu de que todo lo que puedo ser mañana será más que lo que soy hoy. Sin ese espíritu es más complicado porque entonces te dejas frenar, pierdes tu humanidad, eres menos capaz de ser más capaz. Cuando surge el problema, hay que trabajárselo, pensar que tampoco es para tanto y que lo que venga bueno será; que lo malo es muy doloroso, pero curte, que en las mayores adversidades se prueba uno sus propias potencialidades y recordar que una de las máximas es dar y, sobre todo, darse a sí mismo. Darse te hace mejorar, pierdes la conciencia del yo y te haces más grande". Seguramente la clave sea esa: ser mañana mejor que hoy.

Igualdad e integración para todas las personas

Igualdad e integración para todas las personas

Lola García Santiago, madre de una preciosa niña de 11 años que sólo pedía ser tratada igual que los demás: el derecho a un Ocio inclusivo./Granada.

Soy la madre de una niña de once años con retraso madurativo. Durante el curso escolar está en un colegio de educación especial pero en el verano me gusta mandarla, como a cualquier niño/a de su edad, de campamento.

En veranos anteriores me he preocupado de buscar monitoras para poder integrarla en grupos de niños de su edad 'estándar' y no es tan fácil encontrar voluntarias para esta actividad ya que en estas fechas están de vacaciones o trabajando.

El problema es que los padres de niños/as como mi hija (discapacidad intelectual) tenemos los mismos costes del campamento más un monitor particular las 24 horas y los 7 ó 10 días que dure éste. Convirtiéndose esto en algo inalcanzable para la mayoría de los padres. Este año me decidí por acogerme al programa de campamentos de la Diputación de Granada (web@x F4,2), donde me ofrecieron integración e igualdad.

Presenté toda la documentación que me pidieron más un informe que me preparó la psicóloga del colegio. Mi hija es una niña que se integra perfectamente, sólo necesita apoyo puntual para el aseo personal, en el comedor y poco más.Todo estaba perfecto, aceptaron a mi hija porque tiene el mismo derecho que cualquier niño de su edad, según la Diputación de Granada.

Llegó el día, todo preparado, la mochila, la cantimplora, el gorro el bañador, etc  y mucha ilusión.

Nueve y media de la mañana del día 23 de julio de 2006, en la Ermita vieja de Dílar. Llegamos los primeros para poder hablar con los monitores y ahí nuestra sorpresa, cuando nos dicen que no pueden quedarse con ella porque no están preparados. Sin más escrúpulos y después de tenernos dos horas esperando, (dando lugar a que llegara el resto de las familias) me dicen que me lleve a mi hija porque no tengo monitor/a para ella. No podíamos creernos que en el último momento se puedan hacer estas cosas. ¿Cómo han esperado hasta el día de la salida para decirle que no?

No hace falta decir la reacción de mi hija y la mía: ella se pasó toda la mañana llorando y la mía fue de impotencia y rabia.

Esto es la igualdad que nos hemos encontrado. En un país como el nuestro, donde existen leyes, decretos, normativas que hablan de derechos, respeto a la diferencia, principios de igualdad y de equiparación de oportunidades, etc; nos topamos con la realidad: dura, cruel y arrogante que obvia y no cumple la norma. ¿Por qué nuestros hijos/as son ciudadanos de segunda clase? ¿Por qué nos tratan con tanto desprecio? Mi hija tiene discapacidad intelectual como he dicho antes, pero es consciente cuando le hacen daño. Y hoy le han hecho mucho daño.

Carta publicada el 27 de Julio de 2006, en el IdealDigital (web@x G2,1)

Conocimiento para mi hermano

Conocimiento para mi hermano

Gracias por contestarme, créame que pense que no me responderían ¿porque? Porque en mi país el síndrome de Prader Willi no es muy común, es mas no hay una asociación que yo conozca hasta el momento.

En cuanto a mi persona, mi nombre es A. M. tengo 26 años, y soy licenciada en Laboratorio Clínico. Mi hermano se llama L. E. actualmente tiene 20 años, su diagnostico es el de síndrome de Prader Willi.

Actualmente esta en casa, pues la educación especial que brinda el gobierno, no es de por vida, sino que hasta que los niños cumplen los 15 años y no existe ninguna alternativa privada que atienda sus necesidades, pues el síndrome no es muy conocido. Pero a pesar de todo recibió terapia de "actividades de la vida diaria" como alimentarse solo, bañarse, cambiarse, etc. Así que actualmente en casa le reforzamos lo aprendido.

Quisiera hacerles una pregunta, he leído que los niños con Prader Willi, tienen dificultades con el lenguaje pero no así con la comprensión del mismo, mi hermano no habla pero si nos escucha y nos comunicamos con él por palabras y él nos contesta con gestos o ademanes, o sonriendo, pues no pudo aprender el lenguaje de señas. ¿Podría comunicarme con alguien que tenga algún conocimiento sobre la situación de mi hermano?

Gracias, A.M.

Carta de un padre a su hijo

Carta de un padre a su hijo

De una forma u otra, son varias las experiencias o testimonio que recibimos en la AMSPW en busca de información, apoyo o consejo. Con el pensamiento de que estas experiencias pueden resultar ilustrativas y formativas para los lectores, iniciamos este "tema".

Aunque algunas personas han consentido en publicar los datos personales, creemos conveniente mantener la necesaria discreción de la información recibida, por ello, en los artículos aquí publicados omitiremos nombres y referencias, esperando que de esta forma anónima, todos podamos beneficiarnos de compartir y comprender otras experiencias personales.

Dicho esto y para comenzar, Maite ha querido hacernos a todos participes de la carta que escribió un padre a su hijo autista.

Hijo mío:

Aunque no sepas leer ni hablar, menos comprender esta carta, es mi deseo comunicarte lo triste que me siento sin ti, tu escuela y mi trabajo nos mantienen fisicamente alejados pero en ningún momento dejo de recordarte, tu eres mi motor en mi diaria lucha.

Cierto es que eres diferente, pero de eso no desprende mi tristeza. Yo te quiero y acepto tal como eres, si tu situación requiere que recibas de nosotros todo nuestro tiempo es porque el destino ha decidido que luchemos juntos y tal vez, nunca separarnos.

Mi tristeza es por mi egoísmo y vanidad, en que yo afirmo que mi mundo es real y el tuyo equivocado. No soy capaz de reconocer las cosas de otra forma que no sea la que me enseñaron mis padres, no se entender el cariño si no es con abrazos y gestos de amor.

Soy egoísta porque te hago luchar para ser como yo, donde te obligo a quererme de la única manera en que mi pobre mente puede entender, que te comuniques conmigo utilizando mi lenguaje. ¿Que tonto soy! Si fuese otra época, otro lugar, otra sociedad, posiblemente el normal serías tu y yo el del problema.

Mi tristeza, hijo, es porque me esfuerzo tanto en atraerte a mi mundo que olvido compartir contigo esos tiempos maravillosos que gozábamos juntos antes de que te diagnosticaran como "especial". Mi mayor tristeza es porque siempre me has amado, i lo sé, te siento y en tu silencio tus ojos brillan al verme.

Yo en cambio, no he sabido amarte de la manera que tu me entiendas. Te amo, estoy seguro que en un futuro cercano, encontraremos el punto medio de nuestros dos mundos y aprenderemos cada quien a vivir lo mejor de cada uno.